Un bautizo en el campo preparado a contrarreloj. El catering llegó pero teníamos un enorme jardín imposible de rellenar y un tiempo amenazante de lluvia y viento. Todo ello requería de mucha improvisación.
Improvisación que solventamos sacando del desván una cama vieja plegable de hospital, muy vieja, unas cortinas de tul de ikea y unos pompones de papel seda que hicimos la noche anterior. Hortensias y lavanda del propio jardín y para los centros de mesa, tiestos con lechugas.
Para después del ágape, unas sillas de caza y pesca para relajarse con las vistas a la montaña.
Lo más lógico estando en la montaña era aprovechar las cosas que uno tiene, tanto flores, mobiliario, frutas o recipientes.
Los aperitivos muy campestres y postres deliciosos.
Este fue una de esas comidas que sigue en merienda y acaba en cena porque al final el sol se asomó y todo salió tan bien que los pompones acabaron, literalmente, en las cabezas de muchas de nosotras.
Que divertido y elegante parece todo…… ¡¡ Me ha encantado !!